miércoles, 6 de enero de 2016

Tienta Lisboa

Desde el primer momento Lisboa invita a aparcar el reloj y a perderse por sus tiempos. Estimula amablemente al personal para que se lance a callejear por calles adoquinadas que cuentan emocionantes historias fantásticas. En Lisboa lo que tienta es empaparse hasta el borde de nostalgia, es rastrear a fondo fados intensos escondidos entre cuestas imposibles. Lisboa incita a perder el norte en cualquier punto, a caminar sin prisas y sin rumbo por los infinitos recovecos admirables de la ciudad. Embruja el aroma almacenado en los balcones, invita a extasiarse hasta rendirse. Lisboa tiene en el aire algo melancólico que atrae sin remedio y para siempre. Azulejos desconchados, alguna ventana rota, una tienda antigua, el tranvía amarillo, los anuncios. Todos los rincones merecen un suspiro, todos los instantes una foto. Lisboa tiene en sus entrañas algo decadente con rabioso sabor actual, algo que embruja. Y un alma grande de romántica eterna que fascina. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario